03 octubre 2011

película de el gato

Para Anaxímenes la materia primordial era el aire. Y por aire fuimos Luis y yo hasta Suiza, concretamente a Neuchatel, para poner todas las voces masculinas de la versión en castellano de la película de "El gato que quería hacer una película". Un proyecto didáctico de "La Linterna Mágica" para enseñar por medio de internet cómo es todo el proceso para hacer una película. Fueron varios viajes con más de un año y algún resfriado que otro entre el primero y el último. Bien podríamos haber grabado nosotros las voces y haberlas enviado a Suiza, pero no tendrían ni el mismo color, ni la misma intención ni estarían grabadas con el mismo técnico ni con el mismo micrófono ni con la misma dirección que en el resto de los idiomas. Hay que cuidar todos los detalles...


Luis y Vincent supervisando la grabación.


Momo a los botones.

La película podéis verla on-line en este enlace. Si clicáis en el loro podréis practicar otros idiomas.


cordón de emergencia

Demócrito sostenía que la realidad estaba compuesta por dos tipos de espacio: uno vacío y otro lleno. Es la misma teoría que mi cordón de emergencia.

Se trata de un cordón grueso de algodón con un nudo corredizo. Te lo colocas a modo de corbata y la parte corrediza del nudo sirve para colgar en él un micrófono de cable. Sí, ese micro que el organizador de la actuación te había dicho por teléfono que era un fantástico micro discreto de solapa...

Ya lo sé. Suena un tanto "cutre". Pero es realmente lamentable ver a un cuentero-malabarista tratando de esquivar con las pelotas un pie de micro con su brazo y alcachofa. Lo llevo siempre entre mis bártulos de cuentista y me ha sacado de unos cuantos apuros. Los micrófonos de mano no están hechos para llevarlos en la solapa, pero recogen lo suficiente para reforzar la voz y permiten más movilidad que un pie.

Este sistema "puntero" se lo vi utilizar por primera vez a Juan Tamariz en octubre de 1990 en el Teatro del Mercado de Zaragoza.

Recuerdo las risas tras una actuación en Granada con Amancio Prada, a quien yo conocí por mi versión de fabricante de micrófonos, en la que me tocó usar mi cordón de Demócrito (un agujero vacío que se llena con un micro).


Con Amancio Prada y Mario Gaviria, en casa de Mario.

Hubo bastante pitorreo, pero la actuación se salvó. Ahora siempre llevo en la maleta un inalámbrico... y un cordón.