En un momento de su vida Euclides llegó a pensar que 1+1=1. La duda era razonable. Más sabiendo como se sabe que era fan de McGiver.
Supongamos que vas a actuar sin compañía, a un sitio pequeño en donde no hay técnico de sonido ni nada parecido. Has montado tu equipo de sonido. Sólo tienes un micrófono inalámbrico. Estás en el camerino. Está entrando el público en la sala y piensas: "¡Qué bien estaría que tuvieran musiquita de ambiente!"
Bueno, pues la próxima vez la llevas y la controlas desde el camerino. ¿cómo?
La petaca de tu micrófono inalámbrico puede transmitir música. En algunas marcas, como sennheisser, el sonido hay que meterlo por el anillo central del conector (lo que los ingleses llaman "ring"). En otras petacas entra por el mismo terminal pero hay que seleccionar en la petaca si entra música (line) o micro.
Es muy probable que lleves encima un móvil y que además pueda reproducir música. Ya lo tienes; sólo hay que conectarlos entre ellos.
La pequeña pega es que tu petaca inalámbrica transmite en mono y tu música es estéreo, tiene dos canales. Si pones un conector tal cual sólo enviarás uno de los dos canales a la sala. Si quisieras enviar los dos sólo tienes que mezclarlos con un par de resistencias que te caben dentro del mismo conector.
¡Eureka! No sólo es que 1+1=1, sino que 1+1+1=1 (un canal de sonido, más otro y más un microfono por un solo inalámbrico)
Justo antes de salir bajas el volumen del reproductor de música (móvil o mp3), apagas el micro, cambias al conector del micro, enciendes el inalámbrico de nuevo... ¡y a triunfar!